martes, 14 de febrero de 2012

¿Por qué la crisis ha sido tan dura con los países más ricos?

Cuando una persona comienza a interesarse por la economía, una de las primeras cosas que aprende es que la ‘actividad económica’ puede distribuirse prácticamente en tres sectores (materias primas, industria y servicios) y que conforme un país se enriquece estos sectores van ganando mayor o menor peso los unos sobre los otros. Un país pobre tendrá, por lo general, una actividad prácticamente dirigida a la obtención de alimentos, mientras un país rico dedicará casi toda su actividad a la producción de servicios.

Pues bien, la razón por la que esto sucede es evidente: Lo prioritario, para nosotros, es comer y beber; lo prescindible, que te sirvan la comida o te calienten el café.

¿Qué pasa? Que llega un momento en el que gran parte de la estructura productiva de un país rico se fundamenta en estas actividades ‘prescindibles’, con todos los peligros que esto entraña. Peligros como el hecho de que si un día nos da a todos por necesitar ahorrar, el 20% de los empleos del país no sirvan para nada.



"El gobierno nos está enviando a cada uno de nosotros un cheque de 600 dólares. Si gastamos ese dinero en Wal-mart, el dinero irá a China. Si lo gastamos en combustible irá a los árabes. Si compramos un ordenador irá a India. Si compramos fruta y verdura irá a México, Honduras o Guatemala. Si compramos un buen coche irá a Alemania. Si compramos alguna mierda inservible irá a Taiwan y nada de todo eso va a ayudar a la economía americana. La única manera de que el dinero se quede en casa es gastarlo en putas y cerveza, puesto que son las únicas cosas aún producidas en Estados Unidos. Yo ya lo he estado haciendo"  
Marc Faber

Así, evidentemente, un país que pasa hambre luchará por comer. Un país que no pasa hambre se interesará tal vez por elementos industriales que le salgan rentables. Pero un país sembrado de incertidumbre, lo que nunca buscará serán comodidades. Y ese es un problema enorme a niveles estructurales.

Si a todo esto le sumamos el despropósito de la moneda única europea infectada de los intereses particulares de naciones que no comparten circunstancia y que tampoco es que sientan mucha empatía las unas para con las otras, junto con unas poblaciones que tienen claro que no quieren mudarse más allá de sus fronteras por trabajo, las consecuencias son las que tenemos ahora: Unos niveles de desempleo inusitados, y sin ninguna intención de empezar a ir bajando.

Y lo peor es que este mismo problema irá creciendo, junto con el peso del sector servicios, con los años. La pregunta es: ¿podemos protegernos de él?




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