Nota importante: Nótese que escribo sobre lo que pasaría si bajasen los salarios, no menciono en absoluto que se reduzcan también los costes de despido.
Cuando se habla de que en España hace falta una bajada generalizada de salarios, uno de los argumentos más recurridos que se contraponen es el siguiente: Si bajan los salarios, baja el consumo, y eso es malo para la economía. Pues bien, puedo equivocarme, pero me atrevería a decir que no es así como funciona:
Pongamos una economía en la que todos se dedicasen a dar masajes por, pongamos, 800€, y en la que todos empleasen ese dinero en recibir, de la misma manera, masajes de 800€. De repente, algo ocurre: Nos dicen (a todos) que 800€ son una barbaridad, y que un masaje debería costar, a lo sumo, ¡20€! ¡Una parte ínfima de lo que antes cobrábamos!
Creo que es evidente por dónde voy. Ahora nuestros clientes nos pagarán 20€ por masaje, y nosotros emplearemos igualmente 20€ en recibir masajes, por lo que, en realidad, nada ha cambiado.
Esta situación es idílica, y por supuesto difiere muchísimo de lo que sucedería en una economía real, pero sí que puede ser ejemplar. El problema de España no es tanto un bajo consumo como una imperiosa necesidad de ahorro que se traduce en limitarse a comprar un tipo de productos que, por desgracia, en su mayor parte no son producidos en el país. Cuando un economista recomienda una bajada de salarios en la economía española, no se refiere en absoluto a que tengamos que convertirnos en China o Brasil en términos de precariedad para comenzar a exportar al resto del mundo, sino más bien a toda-esa-parte de la economía que ni se exporta ni se importa, y que hoy día estamos olvidando.
Lo que reclama nuestra economía es empezar a tener las importaciones más caras para nuestros bolsillos, los productos nacionales más baratos y bueno, sí, de paso comenzar a exportar un poco más. Lo que pasaría, en otras palabras, si no compartiéramos moneda con Francia y Alemania, situación en la que la enorme dependencia exterior del país (pública y privada) repercutiría en una depreciación de nuestra moneda que se convertiría en un encarecimiento de los productos extranjeros de inmediato.
Así, una bajada de salarios generalizada debería repercutir en una bajada en los precios de los productos nacionales que los convirtiesen en más competitivos de cara no tanto al exterior, como también al interior. Una bajada en el precio del pan, de la peluquería, de salir de copas, cenar en un restaurante o hacer obras en casa, por ejemplo. Una bajada lo suficientemente importante como para conseguir que nos salga más a cuenta comprar productos fabricados junto a tu casa, que no seguir destinando el dinero a comprar los provenientes de Estados Unidos, o Alemania.
Ante una bajada general de salarios se encarecerán los productos extranjeros, es verdad. No viviremos como antaño. Pero abandonando el cinismo, tampoco podemos aspirar a vivir acorde al resultado de un modelo productivo (la burbuja inmobiliaria) que todos coincidimos en considerar ilusorio y superado. De paso, nuestros licenciados dejarán de emigrar y se quedarán en casa si es lo que desean. Con trabajo.
Y termino este pequeño alegato aclarando que no quiero decir que un recorte de salarios sea la repanocha para crear crecimiento y empleo, tampoco. Personalmente, preferiría tener una moneda nacional e imprimir un poco de moneda para crear inflación, facilitando el que por otra parte sería un proceso idéntico. Sin embargo, estamos en las condiciones que estamos, y permitir una bajada de salarios obligando a que se traduzca en una bajada de precios (algo que pasaría automáticamente en cualquier otra economía avanzada, pero en la nuestra probablemente no tanto) quizás fuera un buen primer paso.
Si no esperas una caída del euro y no estás dispuesto a esperar diez años podría tratarse, de hecho, del único paso.
PD: Es increíble lo fácil que es estar de acuerdo con Krugman de vez en cuando.
martes, 21 de febrero de 2012
Si los salarios caen
7:00
Artículos de actualidad, crisis, derechos, desempleo, Germán García Aguilar, mercado laboral, paro, salarios
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