miércoles, 29 de febrero de 2012

¿Una cifra de déficit con trampa?


'Es imposible falsear el déficit como insinuó la fuente de Bruselas'
Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda Pública 

La primera reacción que todos compartimos ayer tras conocer la cifra oficial de déficit público, un 8,51% del PIB (lo que es una burrada) fue la de horror. ¿Pero cómo? ¿Tras un año de recortes, seguimos prácticamente igual? ¿Qué clase de catástrofe o malgasto ha vaciado las arcas de nuestro Estado? El sueldo de los funcionarios ha bajado, una buena parte de los parados que arrojó el estallido de la burbuja inmobiliaria han dejado de cobrar la prestación por desempleo, otro cupo de ellos se ha marchado del país... Muy bien, seguimos gastando en sanidad y educación, y el Estado puede no recibir los ingresos que recibiera otrora, pero un 8,51% en ausencia de grandes programas de inversión pública, en fin, ¡siguen siendo una pasada!

Ahora bien, a lo largo de la jornada una pregunta empezó a atisbar entre analistas y expertos: ¿refleja realmente la cifra la evolución del saldo de las cuentas públicas?

Curiosamente, el proceso es muy similar al acontecido durante la última sucesión de la presidencia del Barça. Allí, el nuevo presidente Sandro Rosell acusó nada más tomar el mando al anterior mandatario, Joan Laporta, de haber falseado las cuentas de un equipo que desde fuera nadie hubiera considerado deficitario y, apelando a una grave situación económica, su primera decisión fue la de romper el emblema barcelonista de no meter sponsors en la camiseta azulgrana. Los aficionados, que fardaban de aquella ‘distinción’ encantados, no acusaron especialmente al nuevo presidente dado que, al fin y al cabo, aquello era mejor que ver a su triunfante club en quiebra. De hecho, es más, la empresa escogida para imprimir su nombre en las camisetas del Barça fue nada menos que Qatar Foundation, lo que ya de por sí hubiera sido polémico en cualquier club que tratase de cuidar su imagen. Y el coste fue, como hemos mencionado, prácticamente anecdótico.
Pero la pregunta es: ¿Era cierto que las cuentas estaban falseadas? Y es que en la directiva anterior se sentaba nada menos que el notable economista Sala i Martín, que de inmediato se esmeró en difundir las diferencias de valoración contables y se atrevió a dar cifras sobre el engaño que, para quien le quiera creer, había perpetrado el nuevo presidente. Sucede que la contabilidad es una herramienta muy arbitraria. Es tan fácil adelantar gastos del ejercicio siguiente como atrasar los del precedente, manipulando así los resultados. De esta forma, sin salirse en absoluto de la legalidad, las cuentas acaban saliendo un poco al gusto de cada cual.

¿Para qué podría querer el Gobierno, encargado de la elaboración contable del cálculo del déficit, maquillar la cifra a peor, como puede que hiciera Rosell? Pues, prácticamente... ¡para todo! Se trata de una ventaja política considerable cuando lo que tienes en contra es la opinión popular. De hecho, de ser realmente una manipulación deliberada, la maniobra política es impecable. Por un lado, consigue más apoyo ciudadano de cara a cualquier tipo de recorte, haciendo así más manejables las cuentas, y por el otro agrava la situación de partida de cara a la renegociación que la eurozona quiera hacer sobre el déficit del próximo año.

Así pues, vamos a meternos en materia: ¿Lo ha hecho? ¿Ha manipulado el Gobierno los criterios contables para alterar el resultado?

Desde luego, el asunto pinta negro:

  • Nada más alcanzar la posesión de poder, el Gobierno anuncia que había sido estafado en las cifras del déficit, mucho más disparadas que las anunciadas. La crítica inmediata apunta a que la mayor parte de la desviación de dicho déficit provenía de las comunidades autónomas, que en su mayoría están controladas por el propio partido.
  • Reuters filtra una información sobre una posible manipulación de las cuentas por parte del Gobierno de España para ‘inflar’ el déficit. Información que tanto Gobierno como mandatarios de la eurozona desmienten, lo que para algunos es suficiente, pero que procede de algún sitio y con alguna intención para aparecer en el que es quizás el menos sensacionalista de los diarios, que además ratifica su publicación.
  • La cifra publicada resulta extraordinariamente adecuada para un gobierno central. Su parte de responsabilidad es mínima, la mayor parte del incumplimiento de los objetivos de déficit proviene una vez más de las comunidades autónomas, ¡que mantienen el déficit del año pasado! Es decir, que todos los recortes que sus presidentes han ido realizando, han sido... ¿absolutamente en vano? ¡Por no hablar de la bajada de sueldo de los funcionarios de la que también se han beneficiado!
  • A su vez, la cifra de déficit de las comunidades autónomas se dispara durante el último trimestre. Los dos trimestres anteriores, las cuentas ya eran presentadas por los gobiernos que sucedieron a las elecciones, y en consecuencia, una vez más, ya estaban en manos del Partido Popular (un matiz importante de cara a alegar la manipulación de gobiernos anteriores).
  • Un orgulloso Pedro Sanz, presidente de La Rioja -al que yo como riojano lo cierto es que aconsejaría no hacer mucho caso- se atreve a contradecir los resultados publicados desde el Ministerio de Hacienda Pública por su propio partido.


Creo que estaremos de acuerdo en que son demasiadas cosas. Demasiado convenientes. Y un país que, a cada día que pasa, se acerca cada vez más a ser la república bananera que una vez se camuflara a base de ladrillos y barro.

De todas formas, conocer este presunto maquillaje tampoco debería aliviarnos, pues aceptando que el juego se ha hecho meramente aplicando diferentes criterios contables a conveniencia, el margen de maniobra tampoco es tan elevado. Es decir, en cualquier caso, el déficit es alto, y la eurozona exige unos recortes diseñados bajo un plan que preveía crecimiento económico en España ya a lo largo de este año 2012, y que el Gobierno que hemos votado por mayoría absoluta ha prometido cumplir estrictamente.

Hoy, por desgracia, somos mucho más Grecia que ayer. Solo que no somos Grecia: Somos la economía cuya caída arrastraría consigo la unidad monetaria al completo. En fin, abróchense los cinturones, e intenten salir indemnes de tan bochornoso espectáculo.



Otros enlaces:
252-160 = 52 vía @huyelobo
Déficit público en España y Prestidigitación contable vía @XSalaiMartin
Siete claves sobre el déficit vía @iescolar

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