sábado, 21 de mayo de 2011

Grecia: Todo lo que ya sabías, y un poquito más (II)

Pongámonos en situación: Un buen amigo contacta con nosotros; ha discutido con su novia, con la que vive, y se quiere venir a dormir a casa para capear el temporal. Pasada una semana, nos confiesa que la relación con su chica está en realidad rota, y que lo dejaron porque él atravesaba una mala racha: Entre otras cosas, lo habían despedido.

“Préstame algo de dinero, anda, para salir al paso”, te pide. Tú se lo prestas, porque para eso están los amigos. A los dos días, sin embargo, descubres que ya se lo ha gastado, y no tienes muy claro en qué.

Lo peor es que tiene unas deudas pendientes en el banco, que tendrá que pagar antes de pensar en alquilarse un piso o comprarse una casa, y no tiene a nadie más a quien acudir... así que te vuelve a pedir prestado.

Las posibilidades de que encuentre próximamente un trabajo son las que son: medio nulas.

¿Qué haces? ¿Pagas?


Algo parecido es lo que nos cuentan de Grecia. El Estado ha malgastado su dinero en vivir por encima de sus posibilidades, dicen algunos periódicos, pero eso no quita que siga teniendo un problemón, que ya estudiamos el Domingo pasado, ni que sea una pieza clave en la expansión de la zona euro: Europeos, todo fue como la seda cuando no erais sino un conjunto de países en expansión controlando la inflación de vuestra moneda, pero ¿seréis eficaces a la hora de los problemas?

Fue así como se planteó el primer rescate. La respuesta de la eurozona fue decir: “Pago, pero el dinero te lo gastas en lo que yo te mande”. Dicho de otra forma: “Griegos, no os podemos dejar gestionar estas cuentas, porque nadie se fía de la forma en que lo hacéis, pero es irrefutable que todos necesitamos este rescate”.

Grecia no ha parado de perder derechos sociales desde entonces, y el FMI ya le ha propuesto privatizar la totalidad de los servicios públicos. ¿Lo han estado haciendo realmente tan mal los gestores de los impuestos que pagaron unos ciudadanos que hoy se encuentran en desempleo y con cada vez menos servicios sociales? Ya vimos que, desde luego, en los años precedentes a la crisis financiera de 2008, el déficit de los griegos empeoraba sistemáticamente respecto al resto de la eurozona, pese a que su economía crecía de manera mucho más abultada. ¡Pero es que eso no es algo tan extraño! Y lo explico:


Pensemos, si un país siempre está creciendo, cada vez dispone de más recursos. Si nuestra perspectiva es seguir creciendo durante los próximos años: ¿No es lógico traer una parte de la abundancia del futuro al presente, que es donde hay escasez?
Y en consecuencia, si pensamos seguir creciendo a un ritmo más rápido de lo que lo hace el resto... ¿no será lógico traer también más recursos al presente que los demás?

Eso es, básicamente, un déficit: Dado que a ti no te importa prescindir durante unos años de este dinero, préstamelo, y en el futuro, cuando tenga mucho más, te lo devuelvo, con un sobrecoste rentable para los dos. Así, a costa de vivir un poco peor cuando viva mucho mejor, vivo un poco mejor cuando me toca vivir mucho peor.


Lo que pasa es que el déficit, a su vez, y como también comentamos hace una semana, acelera el crecimiento de una economía... Y fijémonos: Si nuestra lógica es la descrita, y en opinión de este autor lo ha sido para el caso de todas las economías rescatadas y, en parte, también de España, comenzaremos a generar un déficit originado en realidad por el déficit pasado: Vemos que crecemos, y nos permitimos un déficit, que nos hace crecer más, y al ver que crecemos más, nos podemos permitir más déficit, que de nuevo acelera nuestro crecimiento, y al ver que crecemos más... gastamos más... ¿y hasta dónde?

Es aquí donde muchos economistas apuntan a la “irrealidad” de fondo de esta economía. Del “yo hago esto a cambio de que tú hagas esto” se pasa al “nosotros hacemos esto a cambio de parte de lo que hagamos mañana”, y de ahí al... círculo vicioso en el que van entrando muchas economías modernas, que es difícil de explicar de no recurrir a "con el crecimiento impulsado por el déficit creamos más déficit". Vamos, que ahí no hay nada.

Por tanto, no sólo existe un déficit en el sentido más estricto del término. Existe, más bien, lo que en economía se conoce como una burbuja: Una distorsión interna que, por no tener un sustento “real” en su estructura, desaparece de una sentada cuando cualquier estímulo corta su crecimiento.

Por supuesto, seguro que son muchas las causas que pueden acabar con estas burbujas, pero la catástrofe llega cuando es un decrecimiento del PIB el que lo hace. Cuando nos encontramos ante una crisis, donde más sentido tendría traer al presente la prosperidad del futuro, y nuestros inversores nos dicen “señores, es que se han acostumbrado tanto a debernos parte de lo que van a trabajar en el futuro, y están tan lejos de trabajarlo, que esto no hay por dónde cogerlo”.

Por tanto, no está tan, tan claro que Grecia haya “malgastado” el dinero, pero parece que lo de que ha estado viviendo por encima de sus posibilidades sí que tiene bastante sentido. Sin embargo, estos resultados no invitan a prohibir a los griegos seguir gestionando sus arcas públicas, y conviene tenerlo bien claro. Nada tiene que ver la gestión de la recuperación de su economía con su problema de déficit, por mucho que éste sea la causa de su situación. Son cosas distintas. La época anterior a la crisis estaba marcada por un crecimiento tan prolongado y sostenido que se dieron, incluso, economistas que vaticinaron el fin de los ciclos económicos, y nadie esperaba que el decrecimiento llegara tan rápido sin despertar apenas indicios, ni mucho menos que su impacto sería tan prolongado. Es verdad que la UE exige un máximo del 3% de déficit, pero también es cierto que lo hace para países que crecen sobre el mismo 3% en épocas de prosperidad, no para países con economías más pequeñas (donde un porcentaje de déficit es mucho menos dinero) que crecen al 6% y que, por tanto, sería lógico que se permitieran deber más.

Así, lo de que sean otros los que gestionen al Estado heleno debe ampararse en otras causas. ¿La distorsión de cuentas para entrar en la Unión Europea? Tampoco me vale: ¿Qué somos, niños? ¿Tan difícil puede ser para los países del euro corroborar las cuentas públicas de un país antes de dejarlo entrar en la moneda? ¿No será que prefieren tener cualquier excusa para internarlos a toda costa? ¿No será que las entidades oportunas no tienen otra cosa que hacer que seguir introduciendo países en esta divisa?

Si nos quieren dar argumentos, que sean argumentos de verdad. Y no digo que no los haya. Veamos un par, directos desde Eurostat:
Nótese que Grecia, el país que menos invierte en educación de la tabla, el que más crece, y el que más déficit tiene... ¡No aumenta su gasto en educación en esa medida respecto al resto!

¿Dónde deja a la inversión estatal Griega el hecho de que apenas se haya incrementado el número de empleados en sectores intensivos en conocimiento durante todos sus años de prosperidad?


...Y se encuentran más. Datos como el de que Grecia tenga más camas de hospital por individuo que España, pero peor sanidad, y la escasísima transparencia de las cuentas estatales dejan mucho que desear. Siendo claros: La unión monetaria tiene muchos motivos para exigir participar en las cuentas de Grecia, pero son los mismos motivos que le deberían haber instado a dejarla fuera.

Sin embargo, en algunas cosas le viene como la seda. Una unión monetaria necesita ir acompañada de cierta unión fiscal: De fraguarse un nuevo rescate, parece que se hará en unas condiciones que dejarán a los griegos bailando al son que les dicten los demás: Grecia se queda sin autonomía para pasar a formar el primer caso de los “Estados Unidos de Europa”. Sin ser la crisis griega una situación en absoluto conveniente para la moneda única, puede que lo que veamos sea una forma de sacar el máximo partido a la situación.

Pero, como bien ha criticado algún que otro internauta, eso, amigos, no es un rescate: Es extorsión.

Y... quería explicar el efecto de dichos rescates, pero creo que ya os he aburrido lo suficiente, por lo que lo dejamos para la próxima semana.

Muchísimas gracias por leernos. Recordamos que el blog está llevado, hasta el momento, exclusivamente por estudiantes, por lo que rogamos disculpas ante el previsible bajón de actividad del mes de Junio. Y, por cierto:

Votad a quien queráis durante este día, pero votad informados.

domingo, 15 de mayo de 2011

Grecia: Todo lo que ya sabías, y un poquito más (I)


¿Qué sucede cuando un país te debe dinero, pero no te paga?

¿Lo denuncias? ¿Presentas una queja? ¿Reclamas?

No, claro que no. Dejas de prestarle dinero. Y como tú, todo el mundo. Tampoco es que sea muy diferente a lo que sucede con una empresa en la misma situación: Se puede exigir que emplee su patrimonio en pagarte, pero como no lo tenga, es en vano reclamarle nada.

Es lo que se denomina una quiebra, y es un fenómeno tan antiguo como el propio concepto de prestar.


Pues bien, ésta es la situación de Grecia. El Estado debe un dinero, que pidió prestado en su día, pero llega un momento en el que nos dice que sus cuentas no le permiten pagar, entre otras cosas porque sus prestamistas ya auguran que no pagará y le piden unos intereses desorbitados para seguir endeudándose: Imposibilitando que siga pidiendo dinero. El grifo se corta, y la sequía es total: No entra dinero, no hay dinero guardado, ergo no puede salir dinero, por mucho que haga falta.

El problema que esto tiene no está en que algunos inversores pierdan el dinero invertido: Ya sabían a qué jugaban. El problema es que un estado no llega a una situación así de cualquier manera. Veamos en cifras la situación de la crisis griega:




  • Decrecimiento disparado, garantía de que el desempleo seguirá aumentando, y en consecuencia lo harán los ingresos del Estado.



  • Tasa de desempleo ya descontrolada, con la que lleva arrastrando un buen periodo.



  • Déficit insostenible que aumenta, día a día, la deuda griega.

Gráficas elaboradas a partir de datos de Eurostat


¿Cuál es el camino que le va a sacar de ésta? ¿Cómo y cuándo? Es en vano tratar de predecirlo. Más fácil resulta hablar sobre las directrices que está por experimentar:

La actividad griega habrá de reestructurarse (esto es: pasar a trabajar en cosas más adecuadas/productivas); quizás parte de la población emigre, y lleguen inmigrantes más aptos para trabajar en ese nuevo tipo de actividad; los griegos irán dejando de vivir tan endeudados como lo han hecho; la educación presente se convertirá en un mayor capital humano... y cienmil etcéteras que ni nos planteamos. Lo único que parece claro es que el cambio que necesitan es un cambio a largo plazo. Y un largo plazo puede ser un plazo muy, muy largo: Empresas cerrarán, otras abrirán en vano, el consumo se irá reanimando de una forma muy pausada, e incluso actividades que serán oportunas cuando llegue el momento resultan inviables ahora.


Bien, ¿y hasta entonces? Si el estado heleno ha quebrado: ¿De qué vivirán los desempleados? ¿Con qué pagarán sus hospitales? ¿Cómo mantendrán las calles?

Y, en una situación de crisis como atraviesa: ¿Qué papel podrá llevar su Estado y cuál sería el correcto? ¿Qué nos dicta la experiencia de crisis pasadas?


Vamos a intentar explicar cómo debería comportarse Grecia si fuese un país independiente y solvente, y cómo puede comportarse desde su quiebra particular en el marco del euro.



A corto plazo:

Prácticamente son dos las políticas que puede emprender el Estado: La fiscal y la monetaria. La primera consiste en aumentar el déficit público para crear riqueza y estimular la economía; la segunda en aumentar el dinero en circulación, que viene a ser algo parecido a impulsar el gasto y la inversión privada. A corto plazo, ambas se han demostrado beneficiosas: Contratando a una persona para que produzca algo útil das la opción a esa persona para intercambiar el fruto de su trabajo por el de otros, que antes tenían que producir menos ante la ausencia de esa demanda. Es decir, se saca un dinero de “la nada” que da lugar a que se produzca algo nuevo con el mismo, y a que se produzca más que eso para pagar el fruto de ese trabajo.

Una tercera opción es practicar una devaluación de moneda, que a efectos prácticos es algo así como bajar a la vez todos los salarios del país respecto a los del resto del mundo (podemos comprar menos de fuera, pero podemos vender más, porque somos más baratos). Es una práctica un poco más polémica, y sus efectos pueden ser diversos, pero ha sido efectiva para la economía española, por ejemplo, en repetidas ocasiones.


Pues bien, ¿qué nos encontramos? Nada más y nada menos que una situación en la que el déficit público está descontrolado, y no hay de dónde sacar dinero para seguir aumentándolo; y en la que la política monetaria está en manos del Banco Central Europeo, por lo que escapa a las manos de Grecia. Ni política fiscal, ni monetaria, ni tipo de cambio: Las manos están atadas. Grecia, dada su circunstancia, no puede hacer simple y llanamente nada para estimular el desarrollo de su economía a corto plazo. De hecho, al no poder ni tan siquiera mantener el déficit, esta obligada a hacer... justo lo contrario. Es decir, eliminar empleos financiados con gasto público, que repercutirán en la pérdida de unos terceros puestos de trabajo. Catastrófico.


A medio plazo:

Aquí, lo lógico es que el tipo de cambio de una moneda propia se ajustase en función de cuánto prefieran los griegos comprar productos de fuera a consumir los producidos dentro, y de cuánto prefieran seguir viviendo en Grecia que marcharse al extranjero. Similar a una devaluación, pero menos brusco, y menos forzado (generalmente una devaluación devalúa de más para impulsar los efectos de hacerlo). Una segunda posibilidad sería bajar realmente los salarios, que es algo que con toda certeza ya está pasando. Reducción nefasta, pues alcanza efectivamente cuotas muy inferiores a las que habrán de darse en la “Grecia reestructurada” e induce a los profesionales más cualificados a salir del país en busca de mejores condiciones laborales, impidiendo que su economía tenga la opción de desarrollarse mediante lo que en la ciencia económica se conoce como capital humano: Habilidades y conocimientos de los trabajadores, que son una de las condiciones básicas para aumentar la calidad de vida de un país.

¿En el marco del euro? La primera opción no puede ni plantearse. ¿Qué nos queda?



La solución óptima:

La mejor solución, aunque complicada, pasaría por conseguir invertir a corto plazo gasto público en elementos que conduzcan a la reestructuración de la economía griega a largo plazo, tales como gasto en investigación, en determinadas infraestructuras, en un profesorado internacional cualificado para la enseñanza de aquellas áreas que le resulten más seductoras, etcétera, que podría ir acompañada por el resto de políticas, pero aplicadas en menor magnitud: Un poco de política monetaria que estimule la inversión, un toque del tipo de cambio que ayude a sanear temporalmente nuestra relación entre importaciones y exportaciones, una disminución de impuestos que impulse la actividad empresarial a costa de un déficit temporal, y todas las ayudas posibles que consiguiesen acelerar los efectos de ese gasto en reestructuración. No sería una panacea. No sería una garantía. Podría resultar un ajuste muy largo, y muy caro, y no está muy claro que pudiera acabar saliendo bien, pues el mundo está demasiado agitado (en especial con el crecimiento de las economías emergentes) para poder augurar que nuestro país vaya a acabar siendo atractivo en algo. Pero sería lo más adecuado. De hecho, la dificultad es eminentemente práctica: De practicarse estas políticas con tino, la victoria estaría casi asegurada.


Pero para eso hacen falta unas políticas. Y Grecia no puede disponer de ninguna. Es por esto que la Unión Europea, ante esta condición de los griegos de la que es, en parte, responsable por disponer de la política monetaria, y por condicionar también su política fiscal (que uno no entra en la UE así como así) debe tomar una decisión. Y las posibilidades son dos: “Quita” de la deuda, que es omitir que esa deuda existe, para que el estado griego pueda emplear futuros ingresos en las políticas que le convenga, o rescate financiero... que será lo que estudiaremos en la próxima ocasión.

domingo, 1 de mayo de 2011

Razones para ir y para no ir a la próxima manifestación del 15 de Mayo

Cuando la manifestación del próximo 15 de Mayo llegó hasta mis oídos, lo hizo como algo relativamente vago pero coherente: La juventud del país, incapaz de encontrar un trabajo sin cruzar la frontera y con el sentimiento de estar siendo vapuleada por unas personas incapaces o irresponsables, había decidido salir a la calle para alzar su protesta. A protestar contra su situación, simple y llanamente; a hacer algo más que justificado: ¿Es acaso su trabajo saber cómo puede solucionarse su problema? ¿de verdad es su papel plantear las medidas necesarias para cambiar el rumbo de su situación? No, desde luego que no. Su único papel está siendo el de sufrir una circunstancia desgraciada. Salir a protestar hacia quienes tienen que cambiar eso, incluso cuando estos estuvieran haciendo bien su trabajo, es de lo más irreprochable que ha llegado nunca a mis oídos. Tal y como están las cosas, más que irreprochable, ¡es lo mínimo!



Tampoco es culpa suya no entender que, tras años de desarrollo económico, la estructura productiva de su país no les garantice un alimento dentro de unos meses, por mucho que estén dispuestos a trabajárselo. Pero nadie les argumenta nada, salvo que fue culpa del otro partido político y blablablá. Así, sería comprensible que las personas envueltas en el panorama, en especial las más afectadas, pusieran el pie en la calle para gritar, como mínimo, un “¡a mí que me lo expliquen!” que pondría en apuros a unos cuantos.

Sin embargo, estaba confundido: La manifestación tiene una plataforma detrás, que la organiza, y su objetivo, que es a la vez su lema, son oficiales: ¡Democracia Real YA!

Y algo en mí se emociona. ¿Puede ser que de verdad esté a punto de montarse un movimiento contra el antidemocrático sistema vigente es nuestro país? ¿En serio ha llegado el momento de salir a cambiar las cosas que nos alejan de la auténtica democracia? Empiezo a pensar en una serie de medidas, en la cabeza de demasiada gente, demasiado evidentes, como las que siguen:


  • Sustitución del mecanismo de pequeñas circunscripciones, que conduce de una forma patética hacia el bipartidismo convirtiendo la mayoría de votos por agrupaciones minoritarias en un “tirar el voto a la basura”, por una circunscripción única, donde se primaría (que cosa más malévola) la voluntad del país en función del número de personas que piensan de la misma manera.


  • Introducción del sistema a doble vuelta establecido en Francia, que permite votar en función de tus preferencias y no de cálculos electorales de la casa en una primera vuelta para votar a un “bipartidismo ajustado” posterior que permitiese el nombramiento de un gobierno relativamente estable. 


  • Obligación legal de cumplir las promesas electorales: En caso de verse el Gobierno en la obligación de cambiar de políticas de acción, habría de ser necesario volver a convocar elecciones de cara al nuevo planteamiento, por lo que la sensatez conduciría a unos programas electorales más sinceros y abiertos a diferentes situaciones en caso de que los políticos siguiesen con su manía de querer competir por mantener el poder.


  • Posibilidad de votar a diferentes candidatos dentro de un mismo partido. Incluyendo ministerios.


  • Prohibición de propaganda electoral, que sólo sirve para que los políticos empleen recursos en invitarte a votar sin considerar siquiera su programa.


  • Obligación por parte de todos los partidos políticos a establecer medidas concretas cuando hablen de resultados a conseguir.


  • Obligación a dichos partidos a publicar los informes técnicos necesarios que amparan sus medidas, para que los profesionales ajenos puedan estudiarlos y criticarlos a placer.


  • Ilegalización de las entidades políticas a nivel nacional que pretendan beneficiar de forma exclusiva a uno de sus territorios.


  • Imposibilidad para que un mismo partido pueda presentarse abiertamente a unas elecciones locales o autonómicas y a unas nacionales al mismo tiempo, fomentando una subordinación ilógica por unas razones imposibles de reconocer.



Son todas las que están. Seguramente no estén todas las que son, pero casi. Medidas coherentes que fomentan que el pueblo escoja de una forma pertinente las políticas que se seguirán; políticas identificables y expuestas a la crítica y opinión de los diversos expertos de cada materia.

Entonces, ¿parece que de verdad alguien de suficiente notoriedad ha dado el paso inicial para que cuantos piensan como yo, y somos unos cuantos, salgamos a la calle?


La frustrante respuesta es NO.


¡Democracia Real YA! es una organización que por democracia entiende que el poder debe estar en manos del pueblo, lección que le enseñaron bien en la escuela, pero que interpreta que el pueblo tiene unas voluntades concretas a imponer que se conocen perfectamente y que, por tanto, serán las que van a exigirse el próximo 15 de Mayo. Así, lanzan una serie de “propuestas que consideran esenciales” que quizás recuerden a muchos a las listas de medidas que publican los candidatos políticos en sus mítines electorales, y lo hacen de una forma categórica, concisa, como si cada una de sus propuestas no llevase detrás un tremendo debate. Cabe aquí decir que estoy de acuerdo con muchas de ellas, pero en absoluto lo estoy con otras, y si esta organización se presentase como plataforma política a unas elecciones en las que yo votase, no los votaría, a no ser que las propuestas por su oposición me pareciesen bárbaras.

¿Cuántas de las medidas anteriormente planteadas aparecen en su esquema? Pues ninguna. Simple y llanamente, ninguna. Sí aparecen otras como dar significación al voto en blanco (el cual ya tiene una significación, independientemente de que pueda faltar la opción de voto que se reclama), obligación a la banca de devolver el dinero al Estado (lo que en parte ya ha hecho, en unas condiciones que te hacen plantearte la inteligencia colectiva y política del país, pero lo ha hecho) y algunas otras que dejan a la literatura, como “fomentar la reducción de jornada y la conciliación laboral” pero aumentando, eso sí, los servicios sociales hasta terminar con las listas de espera en Sanidad, tener más profesores por alumno y dar 426€ al mes a los desempleados.

Me siento como Mourinho: ¿Por qué? ¿Por qué cada vez que alguien alza la voz para luchar contra lo mismo contra lo que yo quiero luchar tiene que ser una puta marioneta bailando al son de historias que poco o nada tienen que ver con lo que nos trata?

Así, ahora mismo, razones para acudir a la manifestación encuentro las siguientes:


  • Es una protesta popular, engendrada con independencia de poderes políticos o sindicatos, y es la única en todo el caos que aqueja nuestro sistema. Si tuvieras más opciones de protesta, podrías considerarlas, pero no es así: Tan sólo es ésta.
  • La intención es loable.
  • No deja de llamarse “¡Democracia Real YA!”. Dado el circo mediático de nuestro país, las propuestas son algo secundario. La publicidad del evento repercutiría, triste pero afortunadamente, de una forma directa en una crítica al sistema democrático actual. Tal vez se despertase el debate.
  • Quizás dar algo de notoriedad al acontecimiento pellizque determinadas conciencias amuermadas, y la acción en la red pase a ser una herramienta democrática: Debemos decir que es posible luchar por aquello que nos merecemos.


Las razones para no ir, ya están argumentadas. Vas a estar protestando por unas cuestiones, y no por otras. Tan sólo conviene tenerlo bien claro.

¿Mi recomendación? A poco interés que te despierte, tras leer esto, la convocatoria, habrías de acudir. No hay una elección real, es la única oportunidad, y tu presencia cuenta. A mí, me temo, no me despierta ninguno; incluso me pregunto si se trata de un paso atrás.

Mucha suerte en vuestra decisión, a expensas de decidir cuál va a ser la mía. Recordad que en cualquier caso, no sería la primera que sale mal, ni tampoco la última que saldrá bien.

Un saludo.